6 formas de tomar decisiones ilógicas

Existen sesgos cognitivos que influyen en las decisiones que tomamos a diario.

Nos guste o no, todos los días tomamos decisiones que van desde qué comemos o a quién le contestamos la llamada, hasta por qué partido votamos en las elecciones.

Grandes pensadores como Daniel Kahneman y Amos Tversky revolucionaron nuestra concepción sobre cómo funciona la mente al hablar -en la década de los 70- de los “sesgos cognitivos” que influyen en nuestra decisiones, refiriéndose a desviaciones en el proceso mental que nos llevan a interpretaciones irracionales o distorsionadas.

Esta son seis formas más frecuentes de tomar decisiones ilógicas :

1. Sesgo de confirmación

Provoca que nos inclinemos a escuchar, leer, buscar o recordar información que confirma nuestras creencias.

En vez de escuchar los argumentos del lado contrario y evaluar los hechos racionalmente, tendemos a poner la atención en aquellos indicadores que nos sirven para demostrar que estamos en lo correcto.

2. Sesgo de anclaje

El sesgo del anclaje hace que influya con mayor fuerza en nuestras opiniones la primera información que recibimos.

Vamos a una tienda y vemos un televisor a US$1.000, y nos parece que ese modelo está demasiado caro. Pero al descubrir que hay un descuento y ahora solo vale US$700, nos parece un ofertón aunque siga siendo caro.

3. Sesgo de disponibilidad

Se trata de ver las cosas de una manera distinta cuando te tocan como una experiencia cercana. Por ejemplo, si tenemos dos o tres familiares que sufrieron un accidente automovilístico recientemente, no es extraño que pensemos que los accidentes están aumentando en nuestra sociedad.

4. Sesgo presente

El sesgo presente hace que le prestemos atención a lo que está pasando ahora, sin que nos preocupe el futuro. Esperar demasiado tiempo genera incertidumbre y la gratificación inmediata suele imponerse por sobre el resto de los argumentos.

5. Sesgo egocéntrico

Cuando las personas tienden a darse crédito por los éxitos, pero culpan de los fracasos a otras personas o a causas externas, estamos frente al sesgo egocéntrico.

Si nos va bien en un proyecto, probablemente asumimos que se debe a que trabajamos intensamente. Y entonces nos merecemos el éxito.

Pero cuando las cosas salen mal, es más probable que busquemos responsables, o incluso que pensemos que fue la mala suerte.

6. Efecto señuelo

Si vas a comprar un café, probablemente has visto que se ofrecen tres tamaños: pequeño, mediano y grande.

El mediano suele costar casi lo mismo que el grande. Pero vista la poca diferencia de precios, ¿te ha pasado alguna vez que has acabado comprando el más grande y el más caro? Entonces has sido víctima del “efecto señuelo”.

Vía: BBC Mundo